29.1.16

ENTREVISTA: MANUEL CASELLAS

Imagen: © Manuel Casellas.

En un entorno, el del arte, en el que se escuchan tantas voces, provenientes de medios de comunicación, comisarios, directores de museos, galeristas, coleccionistas, aficionados y demás,  se antoja como una necesidad fundamental, presentar la versión que da el artista de lo que sucede. Ésta que nos ocupa, forma parte de una serie de entrevistas que se realizarán a diversos artistas con el objetivo de llevar a cabo una aproximación al panorama actual del arte en nuestro país desde la visión de los verdaderos protagonistas.

Manuel Casellas (Sevilla, 1979) es un artista que hay que tener en cuenta si echamos un vistazo a los diversos proyectos que ha realizado en estos últimos años. Ojeando su currículum, uno comprueba que Casellas está en el candelero entre los, a veces mal denominados, emergentes. Para quien no conozca su trabajo, y no tenga, o haya tenido la oportunidad de visitar alguna de sus exposiciones, basta con acceder a su página web para darse cuenta de que ahí hay decisiones.

Cuchillo Distópico – Pareces dar importancia a la poética en tu trabajo. ¿Cómo surge la idea para una pieza?
Manuel Casellas – Creo que lo poético, me permite revelar ciertas partes incomprensibles de las cosas. Acercarme más a la cosa en sí, a su cosicidad. Conocer lo que me rodea tal y como verdaderamente es, no cómo aparenta ser.
Respecto a cómo surgen las ideas que me empujan a desarrollar mi trabajo, no creo que emplee un patrón definido, ni siquiera tengo una metodología clara. Algunas de mis obras parten de una reflexión previa sobre algo que me interesa abordar y otras las desarrollo desde la mayor incertidumbre que me genera el desconocimiento, parcial o absoluto, de aquellos temas que me inquietan. Pero en ambos casos, creo que el punto de partida está en la intuición. La intuición de que en una temática conocida existen muchas incógnitas que descifrar o desde la intuición  de que una nueva relación de objetos, técnicas y lenguajes pueden aportar un nuevo conocimiento. Una nueva forma de entender el orden y relación de nuestro entorno que puede extrapolarse a la vida cotidiana, al contexto más próximo que nos rodea.

CD – ¿En qué medida tu trabajo es político y qué persigues con ello?
MC – Mi trabajo más reciente puede considerarse político por ser contextual, por ser relacional y abierto, en definitiva nada nuevo dentro de los “estatutos” contemporáneos y aunque también lo han calificado en alguna ocasión de posmoderno, por su carácter conceptual, nunca me he sentido condicionado a realizar un tipo de arte determinado.
Quizás esto tiene más relación con las distintas fases de maduración o desarrollo por las que pasa o puede pasar un artista. Ahora en nuestro país se está liberando una batalla política y social que  me interesa como individuo dentro de este contexto. Pero aun así, no persigo ningún fin concreto.

CD – El arte, ¿puede cumplir su función o está domesticado por el mercado?
MC – Cuáles son o deberían ser las funciones del arte, no lo tengo muy claro. Pero si considero que debería servir para crear primero una nueva conciencia individual y segundo, una nueva conciencia social. Es decir, crear un hombre en minúscula, capaz de crear un nuevo Hombre en mayúscula.
Esto que considero elemental dentro del campo del arte, claro que está condicionado o puede verse influenciado por el mercado del arte, ya que estos obviamente tienen sus propios intereses mercantiles y sitúan el valor comercial o económico de una obra y su valor cultural en distinto plano.

CD – ¿Quién compra arte? ¿Quién consume tu trabajo?
MC – No creo que sea yo el más indicado para contestar esta pregunta, pero creo que actualmente no hay nuevos agentes que compren arte. La mayoría de las veces son los mismos: instituciones públicas, privadas y coleccionistas. Una ley de mecenazgo con un impuesto reducido podría abrir el campo de compradores, no hay dudas.
Actualmente mi trabajo no lo consume nadie. Y creo que esto se debe a que parte de mi obra más reciente se ha alejado de lo objetual y por ello de lo comercial. Bromeando un poco podría decir que mi obra se ha autoconsumido sola de forma literal y figurada.

CD – Formas parte de una joven generación de artistas que parece depender de convocatorias de premios y becas artísticas. ¿Existe en España otra posibilidad para despegar?
MC – En colación a la respuesta anterior y aunque no haya vendido casi nada de forma directa, a través de becas de producción o residencia y algún que otro premio he podido seguir desarrollando mi trabajo. A veces de forma muy precaria y otras no tanto, pero sí, en España parece que los artistas somos una especie de animal en extinción que dependemos, en la mayoría de los casos, de premios y becas, ya no como vía de despegue, sino como vía para mantener los pies en el suelo y seguir caminando paso a paso.

CD – En el arte, como sucede en otros sectores laborales, se tiende a mirar el currículum. Este hecho, ¿dificulta la visibilidad de los artistas que están empezando? ¿Cómo se rompe esa barrera?
MC – A mí, realmente lo que me interesa de un artista es la obra, no dónde ha expuesto o dejado de exponer o qué premios ha recibido. Pero también es innegable que los artistas que conozco con buen currículum, tienen trabajos excelentes. De hecho, veo poco probable conformar un buen currículo sin un buen discurso y un buen trabajo. Por lo tanto, el único camino que conozco para tener reconocimiento, que no visibilidad, es desarrollar un trabajo interesante, con sentido y sin prisas.

CD – Según lo que tú has podido ver desde dentro, ¿existe el clientelismo en el arte?
MC – En ningún momento he visto que eso suceda entre los compañeros que conozco. No digo que no pueda ocurrir, sino que yo no lo he percibido.

CD – Como artista, ¿dónde radica el éxito?
MC – El éxito no tiene fórmula pero seguro que a él se llega, si se llega, fracasando constantemente.

CD – Para terminar, una complicada: ¿podrías contestarme de forma breve qué es el arte?
MC – Para mí siempre ha sido una vía de conocimiento, una herramienta que me ha permitido madurar como persona, conocerme a mí mismo y por supuesto conocer el entorno que me rodea y que va más allá de lo sensitivo. 

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